Para empezar me gustaría agradecer a la autora Jenifer Alarcón su articulo obtenido de el Abogado365.com.
Pienso que mejor no se puede resumir las cuestiones a tener en cuenta, léan atentamente que no tiene desperdicio alguno el artículo.
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Cuando acudimos a un profesional del derecho para que nos asesore sobre un tema jurídico, solemos tener las típicas dudas sobre si será o no un buen abogado, o si hemos confiado nuestro caso a alguien “de fiar”. Lo más normal en estos casos es acudir a un abogado del que tengamos referencias de amigos o conocidos a los que les haya llevado algún tema, pero ¿y si no conocemos a ningún abogado?
En este artículo vamos a dar las pistas necesarias para poder encontrar a un buen abogado para nuestro caso:
No fijarnos demasiado en su edad
Suele pasar en la mayoría de los casos que cuando vemos a un chico o una chica joven detrás de la mesa del despacho automáticamente desconfiamos de su experiencia y valía profesional. Este es un tópico difícil de erradicar en el campo de los abogados, pues estamos acostumbrados a encontrarnos con Letrados algo más mayores y a los que les suponemos más experiencia. Esto no es necesariamente así, pues la edad para empezar a ejercer de abogado no tiene un límite por lo que un abogado de treinta años puede tener 7 años de experiencia y uno de cuarenta años puede no tener ninguna experiencia. Por tanto, lo más importante es fijarse en la actitud del profesional, comprobar si es una persona segura de sí misma y que se expresa con claridad son signos muy fiables de su profesionalidad.
La apariencia externa tampoco indica su valía profesional
En ocasiones nos dejamos deslumbrar por un bonito despacho y un profesional muy bien vestido, incluso con traje y corbata, y pensamos que debe ser muy buen abogado. Pues este es otro de los grandes mitos de la profesión, aunque efectivamente la mayoría de los abogados suelen vestir bien (pues la imagen que deben dar es una de las primeras cosas que aprenden en la facultad), no siempre un abogado bien vestido será un buen abogado. Como en el caso anterior es mejor fijarse en su actitud y su carácter, que en los lujos que haya en su despacho.
Su despacho está bien ordenado
Este es un claro indicio de que se trata de un buen abogado, pues una de las cualidades más importantes en un abogado es la organización. Un abogado trabaja con muchos casos distintos y todos ellos están sometidos a plazos, por lo que la organización externa del abogado es un buen indicativo de que tiene todo bajo control y por tanto se trata de un buen profesional.
Nos dijo que nos llamaría en unos días y aún no ha llamado
Esto tampoco indica que sea o no un buen abogado. No es desconocida la tardanza existente en los Juzgados españoles, y por tanto no podemos medir si nuestro abogado es bueno o no sólo con el mero hecho de que tarde unas semanas en llamar, este hecho no suele deberse a su propia voluntad, sino a causas externas, por lo que estar “controlando” a nuestro abogado sólo hará que éste se sienta incómodo y piense que no confiamos en él. Sólo si los tiempos son muy largos, por ejemplo dijo que llamaría en quince días y ha pasado un mes y no ha llamado, o rechaza nuestras llamadas y nunca las devuelve, podremos entonces pensar que pueda no ser un buen abogado.
Nunca confíe en los abogados que le “aseguran el resultado”
Cuando acudimos a una consulta jurídica con un buen profesional, éste no suele asegurar cuál va a ser el resultado del pleito. Aunque sí es cierto que hay casos especialmente claros, en la mayoría de las ocasiones las cosas no son blancas o negras, por lo que no siempre las cosas saldrán como nosotros queremos. Hemos de tener en cuenta que el juez nunca es testigo de los hechos por lo que se guiará por las pruebas que se le presenten, y en ocasiones, aunque tengamos la razón, es posible que el juez nos la niegue simplemente por que no tenemos pruebas de que las cosas sean como nosotros las contamos.
Desconfíe de los abogados que se nieguen a darle un presupuesto de los costes
Si bien es cierto que en un campo como el Derecho a veces pueden surgir imprevistos que encarecen el procedimiento, por norma general los abogados suelen tener unos libros de honorarios en los que se establecen los costes aproximados de cada procedimiento, y por tanto, aunque no pueda establecerse un precio cerrado desde el principio, si le podrán dar un presupuesto aproximado de los servicios que se van a prestar.
No obstante, estos consejos son orientativos y existen muchas otras señales que pueden indicar que un abogado es un buen profesional o que no lo es, pero lo más importante es que nos encontremos cómodos con el profesional elegido y que confiemos en él. En cualquier caso, hemos de recordar que siempre podemos cambiar de abogado si tenemos algún problema con el que hemos contratado.
Autor: Jenifer Alarcón López
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